El Padre que sabe
perdonar
Por Tevni Grajales G.
Junio 1998
Texto Bíblico Central
: Lucas 15:22
Pero el padre dijo a sus
siervos: Sacad el mejor vestido y vestidle, y poned un anillo en su mano,
y calzados en sus pies.
Tres fueron las acciones
del padre respecto a su hijo inmediatamente después de haberle recibido
de regreso al hogar.
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Lo vistió con el mejor
vestido
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Puso un anillo en su mano.
-
Puso calzados en sus pies.
Esta mañana vamos a reflexionar
brevemente en lo que puede significar a la luz del evangelio, cada una
de estas acciones del Padre Celestial con respecto al pecador que regresa
arrepentido.
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Un vestido... el mejor. Debemos
recordar que el pecador es una persona desnuda que con frecuencia viste
harapos de justicia humana (Es decir que tiene una explicación,
justificación o en el mejor de los casos una reposición a
lo que ha hecho mal). El profeta Isaías declara que las acciones
justas de las personas humanas son como trapos de inmundicia delante de
la vista de Dios. No importa el esfuerzo que hagamos por actuar justamente,
lo mejor que podemos hacer por nosotros no es mejor que los delantales
con hojas de higuera de Adán (Génesis 3:7). Cuando el padre
de la parábola mira a su hijo, siente compasión por su miserable
condición. Surge en él la intensa necesidad de ocultar la
vergüenza y todas las consecuencias de la pecaminosidad de su muchacho.
(Esta semana fuimos testigos de la muerte de un sentenciado en el vecino
estado de Texas, independientemente de la culpabilidad o inocencia del
reo, es evidente que sus padres siempre vieron los aspectos positivos de
su hijo y disimularon la vergüenza de sus delitos). Dios no se goza
en la injusticia del ser humano, no la celebra pero tampoco se goza en
proclamarla, esta parábola nos enseña que Dios desea vestir
a las personas con el vestido regio de un carácter noble y puro.
El asunto es evidente cuando consideramos lo que Dios hizo en el Edén
cuando vistió con túnicas de pieles a nuestros primeros padres,
una vez que hubieron pecado. Esas pieles fueron provistas a cambio de la
vida de los animales de los cuales fueron tomadas. Muchos siglos después,
Juan el Bautista declaró delante de su auditorio en el desierto
y mientras señalaba a Jesús: " He aquí el Cordero
de Dios, que quita el pecado del mundo..." Juan 1:29. La muerte de Jesús
en la cruz es un paso necesario para que el hombre pueda ser perdonado,
librado de los harapos de la culpa del pecado y al mismo tiempo la muerte
de Cristo ofrece la oportunidad de vestir al pecador con la vestidura regia
y hermosa del carácter de Cristo la cual cubre la vergüenza
de nuestra desnudez. La sangre del Cordero redime y expía
el pecado de las personas. La vida santa y piadosa del Cordero suplanta
la vida pecaminosa del ser humano y Dios lo considera como si nunca hubiera
pecado. Se efectúa una transacción por medio de la cual los
pecadores son aceptados delante de Dios como santos y sin mancha al tiempo
que son transformados y regenerados en su carácter. Eso es lo que
la Biblia denomina Justificación y Santificación lo que está
representado por la oferta de la compra de vestiduras blancas que el Testigo
Fiel hace a Laodicea Apocalipsis 3:18.
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Un anillo en su mano. Esta acción
del padre tiene un profundo significado a la luz del hecho que algún
tiempo atrás, había dividido su hacienda y le había
entregado al muchacho la parte de la herencia que le pertenecía.
La propiedad se había visto disminuida en aquella ocasión
(cuando tengamos la oportunidad reflexionaremos en el significado de la
acción del padre al aceptar el pedido del hijo menor) ahora el muchacho
viene habiendo desperdiciado su propiedad y con evidencias de que no sabe
administrar ni cuidar sus finanzas. Con todo ello el padre le ofrece un
anillo para su mano. Hace tres semanas visité el Museo Metropolitano
de Arte en Central Park New York. Es un enorme edificio en el cual se concentran
obras hermosas, algunas difíciles de entender, procedentes de diferentes
partes del mundo desde los tiempos más antiguos hasta los más
modernos. En una de las grandes salas dedicada a la cultura latina, hay
una urna que contiene algunos de los anillos de familia que se usaban en
los tiempos de Jesús. Estos anillos tenían un uso diferente
al que se les otorga hoy. Eran piezas para identificar a las personas y
servían para sellar o firmar compromisos diversos. En el caso de
la parábola, al entregarle el anillo de la familia, el muchacho
recibía la autoridad para actuar en nombre de su padre y por consecuencia
disponer de las riquezas de la familia. El padre le devuelve al hijo todos
los privilegios y derechos que una vez había desperdiciado y perdido.
Es como que en la actualidad un padre moderno le preste su tarjeta de crédito
y su tarjeta de banco a un hijo que acaba de gastarse toda su herencia.
Es un acto de confianza que solo puede darse cuando hay verdadero amor;
es una evidencia de que el padre ha perdonado y olvidado; es una muestra
del deseo que tiene el padre de que su hijo cambie su forma de ser y actuar.
Es una verdadera "segunda oportunidad". Hay quienes perdonan pero no se
fían, no olvidan, duermen con un ojo abierto; una persona tal no
conoce el amor de Dios. Una gran lección de esta acción del
padre es que el pecador arrepentido tiene que asumir la responsabilidad
de vivir como hijo y no como huérfano. Implica privilegios y responsabilidades.
Deshonramos a Dios cuando andamos apesadumbrados, quejumbrosos, lamentándonos
y condoliéndonos de nuestra suerte. El apóstol Pablo nos
dice: "estad siempre gozosos" . Lo cierto es que toda la riqueza del cielo
está a nuestra disposición, solo que al presente podemos
disponer de ella de manera parcial...pues estamos en proceso de aprendizaje
que nos permita llegar a administrar riquezas ilimitadas por toda la eternidad.
Dios nos otorga dones, talentos, oportunidades y fuerza. Espera que seamos
fieles mayordomos de sus riquezas recordando el principio bíblico
que "el que es fiel en lo poco, también en lo más es fiel".
Toda la riqueza y el poder del cielo están a nuestra disposición
pero no para hacer nuestra voluntad y buscar nuestros caminos, sino para
cumplir la misión que se nos ha encomendado (Ver Mateo 28 :18) esto
nos introduce en el significado de la tercera acción del padre.
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Calzados en sus pies. Es nuestro
privilegio ser habilitados por Dios para caminar con libertad y seguridad
en el sendero del bien hacer. El apóstol Pablo en su carta a los
Efesios (4:17-32) describe la forma como debe caminar (conducirse) el creyente,
y al mismo tiempo en el capítulo 6 versículo 15 de la misma
carta afirma que el calzado en los pies implica la misión de predicar
el evangelio de la paz. Como en el caso del endemoniado de Gádara
que deseaba irse con Jesús, o en el caso de la mujer que a hurtadillas
tocó el manto de Jesús y fue sana, todos tenemos el privilegio
de dar testimonio a otros de lo que el Padre ha hecho y hace por nosotros.
Salgamos esta mañana vestidos de la justicia y carácter de
Cristo, apropiados de las riquezas del Padre Celestial y calzados con el
apresto del evangelio de la paz. Gocémonos en el amor del Padre
siempre.